Sin estas protagonistas, ¿qué hubiera sido de sus novelas?

Eternas, desconocidas, reales o ficticias, estas mujeres protagonistas dignas de leer y recordar nos han enseñado, inspirado y enamorado.


La saga Millenium nos dio una protagonista de las únicas; La vida invisible de Addie LaRue nos ha presentado a una luchadora de las que están dando que hablar; Stephen King aprovechó en El retrato de Rose Madder su don creando personajes para inventar a una de las desconocidas pero inolvidables; y Orgullo y Prejuicio ha hecho eterna a Elisabeth Bennet, porque ¿qué mujer no ha soñado con pasear por un verde prado inglés con un libro bajo el brazo y con recibir una carta de amor tan apasionada como las del Sr. Darcy?


Aunque para apasionante la historia de Sira Quiroga que, mientras pasaba el tiempo entre costuras, nos enseñó a no conformarnos, a sobreponernos ante la adversidad y a luchar en un mundo de hombres. Ella tuvo las cosas difíciles en los años treinta pero, ¿cómo fue para Leonor, duquesa de Aquitania? Ya empoderada en el medievo se ganó el apodo de “la mantícora” y en el año 2021 conquistó una batalla más en su nombre; el Premio Planeta.


Carrie fue capaz de despertar en nosotras sentimientos tan dispares como la tristeza y la venganza o la ira y la empatía. Icónica ella, nos daba a conocer en el año 1974 a un maestro sin el que el mundo de la literatura no hubiera sido el mismo. Carrie ha sido la niña bonita del autor, pero, ¿conocíais a Rose Madder? Yo os la presento; víctima de una lacra por desgracia muy presente en nuestro día a día, ya fuera mediante la ayuda de su fiel retrato, o con su propia valentía, logró escapar. 


Aunque ira es la que nos despierta la situación de Karen Blixen. Alomejor la conocéis como Isak Dinesen… Sí, la autora tuvo que adoptar un seudónimo masculino para poder publicar sus obras y ahora ¿qué sería de nosotras si no hubiera publicado sus memorias en África? Ella, Julia, también tuvo que vivir a la “sombra" de un nombre, el de su marido, el Emperador, o eso es lo que él creía… porque Julia, lejos de dejarse dominar, retó hasta a los dioses.


También sabemos de cierto presidente que se arrepintió de haber dejado que Katniss Everdeen participara en sus Juegos del Hambre, ya que con su valentía y fortaleza, y con la ayuda de su arco, fue capaz de levantar a todo Panem. June Osborn tampoco es para meterse con ella. La criada protagonista de aquel cuento nos demostró que no se juega con el amor de una madre.



Rompiendo moldes conocimos a la Reina Roja más querida y famosa de todo el país, Antonia Scott y a su fiel escudero, aunque años antes, ya Lisbeth Salander, inteligente donde las haya, nos dejaba sin palabras. Esa mujer a la que no amaban los hombres, que nos descubrió las maravillas del thriller nórdico y, que una vez llevada a la gran pantalla, nos enamoró aún más.


Conquistando todos los corazones y muchas estanterías, está Addie LaRue, que con la narración de su vida invisible y centenaria nos hace darnos cuenta de la importancia del olvido y de no rendirnos nunca, porque solo un pasito más puede cambiarlo todo.


Y cómo no mencionar a Carrie, Samantha, Charlotte y Miranda, esas cuatro mujeres que comenzaron su viaje en una novela y que a algunas nos han acompañado durante gran parte de nuestra vida. Ellas nos han enseñado moda, la importancia de la amistad y esas situaciones tan reales como la vida misma sea en el continente que sea. Manolo Blahnik, Vogue, historias de sexo en un sitio como Nueva York… ¡Eran maravillosas! Y es que, por qué no decirlo… escribiendo estas palabras me he sentido un poco Carrie Bradshaw. 



Alejandra Lavín Torres/@bellapapeletra



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