Sexualidad femenina

Evolución, disfunciones sexuales y retos de la sexualidad femenina

A lo largo de la historia, la sexualidad femenina ha experimentado diferentes concepciones que han marcado ineludiblemente el comportamiento sexual, la satisfacción y la autoestima de la mujer. 

EVOLUCIÓN DE LA SEXUALIDAD FEMENINA


En la época clásica o grecorromana, a pesar de que la sexualidad era vivida de forma explícita y pública, se menospreciaba a la mujer y a su cuerpo femenino. Mientras que al pene (o símbolo fálico), se le otorgaban poderes mágicos, el desnudo de la mujer se consideraba raro o inapropiado. Aristóteles lo llegó incluso a definir como “el defecto, la imperfección sistemática respecto a un modelo”, obviamente comparándolo con el de un hombre. 


Durante la Edad Media, no solo se tachó la desnudez de la mujer como pecado, sino que se añadió el concepto de impureza ligado a la menstruación. En aquel entonces, se entendía la menstruación como una manera de expulsar los malos humores provocados por la histeria. 


Con la llegada de la época victoriana, se extendió la cultura del recato y la prudencia sexual. Continuó la infravaloración de la mujer, cuyo papel era de completa sumisión y subordinación al hombre. Su papel en la sexualidad era de mera receptora. No se contemplaba su placer sexual y se condenaba cualquier práctica cuya finalidad no fuese reproductora. 


No fue hasta finales del siglo XIX, con las aportaciones de Freud y Ellis, y a comienzos del siglo XX, con el movimiento feminista, cuando se comenzó a dar importancia a la sexualidad de la mujer. La lucha por la igualdad de género, la reivindicación de la autonomía de la mujer y las reformas de sus derechos abrieron el camino hacia la Revolución Sexual. 


FACTORES SIGNIFICATIVOS EN LAS DISFUNCIONES SEXUALES FEMENINAS


Pero la lucha todavía no ha cesado. Las barreras culturales y religiosas han marcado nuestra historia y continúan haciéndolo. La tradición judeocristiana y la cultura islamista continúan controlando la sexualidad a través de la culpa y el miedo. 


Las creencias desadaptativas sobre el rol de la mujer en este ámbito provocan pensamientos disfuncionales que se deben identificar y trabajar como: “soy impura”, “soy sucia”, “soy mala”, “me siento avergonzada”, “no soy digna”, etc… 


A esta influencia religiosa y cultural se le suman otros factores que por su confluencia originan dificultades en la sexualidad de la mujer. 


A continuación, presento una recopilación de los más relevantes:


-        Educación sexual inadecuada o falta de información sexual. 

-        Experiencias sexuales traumáticas. 

-        Desvalorización de la imagen corporal, baja autoestima, etc. 

-        Pocos preliminares y juego erótico empobrecido. 

-        Deficiencia en la comunicación en la pareja. 

-        Situación de estrés.

-        Ansiedad ante la interacción sexual o el rendimiento.

-        Factores evolutivos como embarazo, lactancia o menopausia. 

-        Adaptación a cambios o pérdidas. 


DISFUNCIONES SEXUALES 


Es muy difícil estimar qué porcentaje de mujeres de la población general sufre trastornos sexuales, se trata de un tema sensible sobre el que se suele mentir. Sí podemos indicar cuáles son los más comunes y reconocidos en España en la actualidad: deseo sexual hipoactivo, trastorno de excitación sexual o falta de lubricación, disfunción orgásmica o anorgasmia y vaginismo. 


Deseo sexual hipoactivo: Se caracteriza por la falta de interés en el sexo, ausencia de fantasía sexual y baja frecuencia de la actividad sexual. Generalmente no se toma la iniciativa en la búsqueda de la relación sexual. 


Trastorno de excitación sexual femenino: A pesar de manifestar deseo e iniciar la relación sexual, pierde la excitación de forma súbita. 


Disfunción orgásmica o anorgasmia: Aunque la mujer alcanza un nivel adecuado de excitación, tiene gran dificultad o es incapaz en alcanzar el orgasmo. En este caso es importante distinguir si nunca se ha experimentado el orgasmo o bien se ha experimentado únicamente en solitario. 


Vaginismo: Espasmo involuntario de la musculatura del tercio exterior de la vagina, que se produce ante el intento de penetración. No necesariamente se percibe como doloroso, pero si se fuerza la penetración sí se experimentará dolor. 


OBJETIVOS Y RETOS LA SEXUALIDAD FEMENINA


Es nuestra tarea pendiente apoderarnos de nuestra sexualidad a través del autoconocimiento, libertad y responsabilidad. Así conseguiremos desarrollar nuestra inteligencia sexual y emocional para alcanzar una salud sexual plena. 


A continuación, proporciono un listado de consejos para entrenar tu sexualidad y prevenir algunas de las problemáticas antes mencionadas. 


-        Accede a fuentes fidedignas y profesionales especializados en Sexología Clínica para obtener una educación sexual adecuada.

-        Conecta con tu cuerpo. Explora tu sexualidad a través del autodescubrimiento. 

-        Usa tu imaginación y descubre qué prácticas y qué fantasías te pueden excitar más.

-        Dedícate tiempo y entrena tu sexualidad. Busca el momento y crea el ambiente adecuado para relajarte y dejarte llevar. 

-        Diviértete con juguetes sexuales

-        Establece tus propios límites. Lleva a cabo sólo las prácticas sexuales con las que te sientas cómoda, llegando a un consenso con tu pareja sexual. Nunca debes realizar una actividad que te genere incomodidad por satisfacer a la otra persona. 



Si sospechas que presentas una disfunción sexual, no lo dudes, pide ayuda profesional. Te mereces disfrutar de tu sexualidad.

Susana Gerpe Canosa/ 16 de febrero de 2022

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