San Valentín

El día de San Valentín o Día de los enamorados parece colocado estratégicamente en el calendario para aquellos que hayamos superado la cuesta de enero y aún no hayamos organizado las vacaciones de Semana Santa.

Pero lejos de cuestionar la realidad consumista de la celebración del día, nos remontamos a los orígenes de una fiesta en la Antigua Roma, la Juno Februata, en la cual era costumbre que los jóvenes varones escogieran pareja durante esos días, extrayendo de una caja un papel, el nombre de la muchacha en cuestión.


Estas uniones sexuales temporales a veces acababan en matrimonios duraderos.


Aunque también hay quien afirma que la celebración proviene de los llamados Lupercales, una fiesta en la que se sacrificaba una cabra a cuya sangre se le atribuían poderes para incentivar la fertilidad.


Pero el origen de la historia del personaje de Valentín se sitúa en la Roma del siglo III, cuando el cristianismo comenzaba a extenderse. En esos momentos gobernaba el emperador Claudio II el Gótico, que promulgó una ley por la cual prohibía casarse a los jóvenes para que pudieran alistarse en el ejército. Al no estar de acuerdo con dicha ley, un joven sacerdote llamado Valentín decidió desafiar la prohibición del emperador y empezó a celebrar matrimonios en secreto entre jóvenes enamorados.


El 14 de febrero del año 269 fue lapidado y decapitado, por su desobediencia al emperador.


Tras el Concilio Vaticano II, la Iglesia católica eliminó esta celebración, por su origen confuso, pero los grandes templos del siglo XXI, los centros comerciales, erigieron la fiesta, como la fiesta del amor y, por ende, la fiesta de los regalos entre enamorados.



Que cada cual celebre, aquello que quiera celebrar, aunque siempre es bueno que haya excusas para celebrar y regalar…

Beatriz Molina / 13 de febrero de 2024

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