La historia de Enheduanna, la primera Escritora conocida

El primer autor literario de la historia fue una mujer

Cuando se piensa en la Antigüedad, se tiende a asumir que en aquellos tiempos las mujeres no tenían ningún tipo de poder y principalmente estaban recluidas a las tareas domésticas. Sin embargo, aunque esto era cierto en muchos casos, no era así para todas; en el mundo antiguo también existieron mujeres que llegaron a ocupar posiciones de gran poder en diversos ámbitos y cuya existencia ha dejado huella hasta nuestros días. Este es el caso de Enheduanna, que a día de hoy es considerada como la primera persona en la historia a la que se puede nombrar como autora de su propia obra literaria, o en otras palabras, la primera escritora conocida.


Enheduanna vivió en el siglo xxiii a. C. en la civilización mesopotámica, una de las primeras grandes civilizaciones del mundo antiguo, que estaba bastante avanzada en aspectos tales como la organización política y religiosa, la agricultura o el comercio. De hecho, fue en esta civilización en la que se dio el descubrimiento de la escritura cuneiforme, la primera forma de escritura conocida, que consistía en grabar símbolos con forma de cuñas en tablillas de arcilla o piedra.


Era hija del emperador Sargón i, lo cual la convertía en princesa del imperio acadio y le garantizó el acceso a una buena educación. Fue nombrada «gran sacerdotisa» en el templo del dios lunar en la ciudad de Ur, siendo la primera de muchas mujeres de una larga tradición en ocupar esta posición de importante poder religioso. Se sabe además que Enheduanna tenía conocimientos avanzados de matemáticas, astronomía y música.



Si bien Enheduanna ostentó poder en el ámbito religioso, también tuvo considerable poder político, ya que su cargo implicaba que podía nombrar a los mandatarios de la ciudad y fue la encargada de escribir las crónicas del derrocamiento de su padre. Dicho derrocamiento fue causado por una rebelión en el imperio y provocó el exilio de Enheduanna, aunque más adelante consiguió regresar a su tierra y pudo volver a su puesto como suma sacerdotisa.


Se le atribuyen por lo menos 6 textos escritos en sumerio, 3 de los cuales son poemas o himnos hechos para ser cantados, que iban dedicados a la diosa Inanna, equivalente de Afrodita en la mitología mesopotámica. Estos poemas resultan innovadores para su época por dos razones principales. La primera radica en que Enheduanna es la primera persona en la historia de la que se tenga conocimiento que firma su propia obra, lo que la convierte en la primera autora conocida. Todas las otras obras anteriores a ella que han llegado hasta nuestros días son de carácter anónimo, ya que era inusual firmar las obras y muchas de ellas eran de autoría colectiva. 


Asimismo, son las primeras obras de este tipo escritas en primera persona. Por lo general, los himnos a los dioses o reyes relataban las características o hazañas de estos, pero nunca antes había alguien escrito sobre su propia relación o sus sentimientos con respecto a los dioses. Un ejemplo de esto se puede encontrar en el poema La exaltación de Inanna, en el cual Enheduanna relata su propia experiencia al ser exiliada e implora a la diosa que le ayude. Una prueba de la relevancia de Enheduanna y de sus obras es que estas se siguieron copiando siglos después de su muerte e incluso se llegaron a escribir composiciones líricas sobre su vida y persona.


Con todo, aunque hay mucho que no se sabe sobre esta fascinante mujer debido a la falta de registros, y seguirá por lo tanto siendo una figura envuelta en misterio, no se puede negar la relevancia e influencia de Enheduanna en la historia de la literatura. Sus poemas contribuyeron a establecer paradigmas para la creación de poesía y lírica en el mundo antiguo y sirvieron de influencia para numerosos autores posteriores a ella. Su papel como primera autora y su posición de poder en una época antigua constituyen, además, hitos relevantes en la historia de las mujeres. Por ello, es importante que su figura no caiga en el olvido y que se le atribuya el mérito que merece por su innovador y destacado trabajo.


Noelia Quijano/ 26 de agosto de 2021

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