Moda y literatura, complementarios, no opuesto

Fotógrafa @helenalrm

Cuando en mi perfil de Instagram de moda, hablo de libros, todavía hay quien piensa que ya está la bibliotecaria “metiendo la cuña”, cuando, en foros bibliotecarios, meto temas de moda, hay quien piensa que ya está la fashionista “dando la vara”… y es que a la sociedad en general y a muchas persona en particular, les encanta etiquetar. O eres lectora o eres amante de la moda. Y es que, disculpen ustedes, pero ¿qué soy? ¿bibliotecaria lista o rubia tonta? Mi respuesta es bibliotecaria y rubia, a la vista está. Lo de tonta o lista… ¡Adivínenlo! 


Y es que, duela a quien duela, la moda está implícita en todos los aspectos de la vida, a veces incluso no somos conscientes de ello. Y en la literatura, más que en otros ámbitos, como forma de expresión social que es. Pero es que al revés también ocurre, y desde el mundo de la moda, no podemos dejar a un lado, todas las influencias que la literatura nos aporta.


Dicho esto, queda claro que moda y literatura pueden ser dos ruedas de un mismo tándem, el de la creatividad y hoy día, como siempre, colisionan sin remedio para definir los vaivenes del mundo que nos rodea.


Ya Mark Twain dijo: "La ropa hace al hombre, las personas desnudas tienen poca o ninguna influencia en la sociedad” y es que "La ropa tiene oficios y usos más importantes que simplemente mantenernos calientes; ella cambia nuestra visión del mundo y la visión del mundo de nosotros ", no lo digo yo, lo escribió Virginia Woolf en Orlando, la historia de 1928 de un noble que pasa a través del tiempo, se mueve sin esfuerzo entre géneros, vestida con pieles y cordones, sin nunca envejecer. La versión cinematográfica de 1992 fue protagonizada por la musa andrógina de la moda, Tilda Swinton. ¿casualidad?


Como decía antes, la relación entre moda y literatura no es unidireccional, ambas confluyen aportando información precisa de la evolución social. 


Rosalía de Castro es una de esas escritoras, que hizo una contribución documental importante en su obra, sobre los usos y costumbres en la vestimenta de la época, desde un punto de vista feminista y utilizando estas referencias como sinónimo de las desigualdades presentes en la sociedad. Oscar Wilde, ya presagiaba el consumismo impuesto por el cambio de colección cada seis meses, o cada semana, como apuesta Zara. En palabras del autor: “, "La moda es una forma de fealdad tan intolerable que tenemos que cambiarla cada seis meses".


El mundo de la moda, la alta costura o la sastrería, son además escenarios perfectos, por su halo de sofisticación, para que autores de ficción escriban historias que se desarrollan entre agujas, hilos y máquinas de coser. 


Como no nombrar “El tiempo entre costuras” de María Dueñas, una novela en la que compartimos vicisitudes y amores dolorosos con la joven modista Sira Quiroga, teniendo como escenario la ciudad de Tánger.


Maxim Huerta, nos traslada al París de Coco Chanel, en los felices años 20 de la mano de dos mujeres maravillosas, Teresa y Alice. Y Nacho Montes, en “El hijo de la costurera” nos acerca a la vida del maestro Balenciaga, de San Sebastián a París. Un libro, que me obligó a visitar el Museo Balenciaga de Getaria, en busca de esos lugares y momentos del maestro de la alta costura. Impresionante.


Personajes como Rose Bertin, nombrada por la Reina María Antonieta como “influencer” de damas, cortesanas y reinas de las monarquías europeas durante el reinado de Luis XVI, nos es familiar gracias a “La modista de la reina” de Catherine Guennec. Y conocemos los entresijos del mundo editorial de la moda, gracias a la novela “El diablo viste de Prada” de Lauren Weisberger, que trabajó en la revista Vogue.


Y es que, la literatura, ha hecho que la moda trascienda los límites del tiempo, engrandeciendo a creadores e introduciéndonos en un mundo donde cada detalle que pueda parecer nimio (una puntada, el color de un hilo…) puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso.


Pero a nosotras, nadie nos engaña, porque somos lectoras, fashionistas, rubias (o morenas) y sin duda, más listas que tontas….

Y para terminar ilustro la importancia de la moda en la literatura, con un párrafo de la novela “American Psycho” de Bret Easton Ellys, de 1991, la adaptación cinematográfica homónima se realizó una década después, en donde el yuppie y asesino en serie, Patrick Bateman, discute con una de sus citas: 


  • Él lleva Armani- grita, señalando al bajista
  • Eso no es Armani - le grito - ¡Es Emporio!
  • ¡No! - grita ella – ¡Armani!
  • Los grises están demasiado apagados y los taupes y las marinas también ... Las solapas con alas definidas, los cuadros sutiles, los lunares y las rayas son Armani, no Emporio - Grito, extremadamente irritado porque ella no sepa esto y no pueda diferenciar… Existe una diferencia.


Beatriz Molina. Bibliotecaria y creadora de contenido en @beatriz_magazine/ 21 de marzo de 2023

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