¿Modifican las vacunas con ARNm nuestro ADN?

Mercedes Jiménez Sarmiento, Científica Titular del Centro de Investigaciones Biológicas "Margarita Salas" del CSIC



Con la llegada de las vacunas contra la Covid-19 se han extendido varios bulos entre los negacionistas. Después del “el covid es una mentira” uno de los mas extendidos es que “las vacunas que utilizan ARN mensajero modifican nuestro ADN”.


En nuestro mercado hay dos vacunas que funcionan con ARN mensajero, Pfizer y Moderna.  Estas vacunas de ARNm no contienen el virus, sino que únicamente llevan el ARN mensajero para producir la proteína del pico. Este ARN mensajero se introduce en nuestras células inmunitarias y estas lo utilizan para fabricar la proteína Spike ( esta proteína se encuentra en la superficie del SARS-CoV-2 Y causa la Covid). Haciendo una síntesis, el ARNm le da instrucciones a las células inmunitarias para que ellas mismas creen una porción inocua de la proteína Spike y con ello nuestro organismo fabrique anticuerpos frente al virus. Una vez nuestras células inmunitarias han fabricado la proteína Spike, ellas mismas se deshacen de las instrucciones que han recibido. Y es que la molécula de ARN es muy frágil, por eso las vacunas Pfizer y Moderna deban conservarse a bajas temperaturas. Pero, aunque la molécula de ARN permaneciera más tiempo en nuestro cuerpo, debería entrar en contacto con nuestro ADN y esto no ocurre porque existe una separación física entre ellos. El ADN se encuentra en el núcleo de la célula mientas que el ARN se queda en el citoplasma ( liquido gelatinoso que rodea el interior de la célula).


Entrevistamos a Mercedes Jiménez Sarmiento, que es la científica titular del Centro de Investigaciones Biológicas "Margarita Salas" del CSIC para que nos aclare estas dudas sobre la vacuna:



Je Femme: ¿es posible que las vacunas con ARNm modifican el ADN? ¿existen evidencias científicas que lo demuestren?


Mercedes: La respuesta es que no es posible. Las vacunas  de ARNm  se basan en que esta molécula actúa directamente en el citoplasma de nuestras células. No tienen opción de acceder al núcleo donde se encuentra nuestro material genético, el ADN. En el citoplasma de las células se traduce en la proteína S del coronavirus que al ser reconocida como extraña, es expuesta al exterior para que sea reconocida por el sistema inmune y se fabriquen los anticuerpos contra ella. Los estudios preclínicos y clínicos de las vacunas previos a su aprobación lo demuestran.


Je Femme: Mucha gente ha leído esas webs en las que afirman que dichas vacunas modifican el ADN y tiene dudas sobre las vacunas. ¿pueden estar seguros de que lo que han leído es un bulo?


Mercedes: Las personas deben informarse sobre la procedencia de esas webs y de esas noticias. Se debe distinguir entre lo que es una opinión o una creencia  y  lo que es una evidencia científica donde se muestran datos y resultados contrastados. Evidentemente hay personas que por diversas razones mienten. También en los medios de comunicación, las noticias que aparecen basadas en evidencias científicas, con datos. Por ejemplo, el efecto de las vacunas  para evitar la muerte y la enfermedad en personas mayores, cuando al comienzo de la pandemia han sido las más afectadas por la enfermedad grave.

 

Otra duda que existe son los efectos secundarios que pueden aparecer y que al vacunar a millones de personas no se habían detectado antes. Son efectos que aparecen muy muy raramente de 1 ó 2 entre un millón pero que se detectan porque la vigilancia con las vacunas es muy estricta.


Hay que decir que ningún medicamento es inocuo y pude haber reacción, pero que el beneficio de defendernos de una enfermedad grave que tanto trastorno nos causa es mucho mayor comparado con el riesgo de padecer o morir por una enfermedad de la que ya existe vacuna (esto sirve para todas las vacunas aprobadas para ésta y otras enfermedades).


Je Femme: ¿Cómo afecta a nuestro sistema inmune este tipo de vacunas?

 

Mercedes: Como toda vacuna lo que hace es despertar a nuestro sistema inmune, activando defensas específicas, para que esté preparado por si nos infectamos y así evitar que se desarrolle la enfermedad de forma grave. Es una labor de protección, al igual que estamos protegidos contra el tétanos o la gripe cuando nos vacunamos.

Sara Martínez Bayo

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