Evolución de los derechos de la mujer a lo largo de la historia

Cómo nos ha costado llegar a donde estamos...

¿Nunca te has preguntado qué es lo que podía hacer una mujer hace 80 años? ¿Y hace 50 años? En este artículo te enseñaremos cómo ha evolucionado la figura de la mujer, en concreto en el ámbito laboral.

ANTIGUO EGIPTO:

La mujer era la dueña de la casa y aquí mandaba ella. Hombres y mujeres eran iguales ante la ley, y podían tener su propia herencia o su propio negocio. También podían ser médicos.


Cuando se casaban seguían manteniendo su nombre y el divorcio estaba admitido. Si el hombre era quien lo iniciaba, tenía que ceder parte de sus bienes a la mujer, y lo mismo pasaba al revés, si era la mujer también le correspondía el reparto de bienes, pero en menor medida. Podía ganar el juicio y casarse de nuevo.


ANTIGUA GRECIA:

La mujer, una vez casada, no podía salir de casa y se dedicaba exclusivamente al cuidado de esta y de los niños. A comprar iban las esclavas y no podían elegir al marido, se las obligaba a casarse con uno.


ANTIGUA ROMA:

La mujer romana no podía participar en la política y tenía el nombre del padre. Por ejemplo, si su padre se llamaba Luis, ella Luisa, y así sucesivamente.


Cuando estaba soltera, la mujer debía salir a la calle con un acompañante y debía tener la cabeza cubierta, pero si estaba casada podía salir sin nadie.


EDAD MEDIA:

La mujer era ama de casa, y también campesina. Los salarios eran muy inferiores al de los hombres. Otras mujeres trabajaban como sirvientas de damas de la nobleza a cambio de un salario pésimo, de comida o un sitio para dormir. Seguían sin poder elegir marido.


EDAD MODERNA:

La mujer seguía estando por debajo del hombre y no podía acceder a la educación ni a las universidades.


SIGLO XIX:

La mujer va a empezar a trabajar en las fábricas porque con las Guerras Mundiales no había gente para trabajar, ya que los hombres se iban a luchar. Su sueldo seguía siendo menor que el del hombre, pero las cosas empezarían a cambiar. El pelo y las faldas empezaron a ser más cortos, se crean las primeras guarderías para los hijos de las trabajadoras y, por fin, la mujer puede participar en la política.


En 1.889 las mujeres casadas podían disponer de su salario y hacer lo que quisieran con su dinero.


En 1.910 ya se podía trabajar, pero si estabas casada, tenías que pedirle autorización a tu marido para poder hacerlo. También podías acceder a la universidad, pero el 60% de las mujeres eran analfabetas.


Diez años después ya no se necesitaba una autorización para poder hacerlo, y el porcentaje de mujeres analfabetas descendió un 10%.


A principios de los años 30 las mujeres tenían los mismos derechos que los hombres, debido a la Constitución de 1.931. Se podía ser diputada o notaria, pero esto cambió con la Guerra Civil a finales de los 40, ya que el bando franquista negó a las mujeres el derecho a trabajar si estaban casadas.


En 1.950 seguíamos sin poder trabajar en talleres o industrias si estaban casadas y tampoco podían sacarse el carnet, firmar un contrato de trabajo, pedir el pasaporte;  y si querían abrir una cuenta bancaria, tenían que pedir permiso a su marido. La vida era muy parecida a la de los años 30, y en 1.957 se prohibió totalmente trabajar en mataderos, canteras, metalurgia, industrias químicas, en la construcción y minería.


En 1.961 se aprobó la ley sobre los derechos políticos, profesionales y laborales de la mujer, que les permitió trabajar fuera de casa si estaban casadas. Cinco años después se podía ser jueza, diplomática, fiscal o notaria.


En 1.978 la Constitución de ese mismo año se las dio el derecho a no ser discriminadas por ser mujer, y ya podían sacarse el carnet, abrir una cuenta bancaria, firmar un contrato de trabajo o pedir el pasaporte sin autorización de su marido.


En los años 80 no podían trabajar en una mina ni ser militares, pero hubo algún que otro avance, como la ley del divorcio, poder tener la patria potestad de los hijos, abortar en tres supuestos, ayudas para compaginar la vida laboral con la vida familiar y la reforma fiscal que permitió a los maridos presentar la declaración de la renta por separado.


Diez años después ya se podía ser militar o trabajar en una mina, pero no ser paracaidista, legionarias, ni ingresar en los cuerpos especiales del Ejército. Se aprobó la ley que penalizaba al acosador sexual que iba en contra de la libertad sexual y en 1.999 se aprobó el Plan de Acción contra la violencia doméstica y se cambió el Código Penal en materia de protección contra los malos tratos.


Los 2.000 vinieron pisando fuerte, en todos los ámbitos, y hasta el día de hoy, esto es lo que se ha conseguido:



·      La tasa de escolaridad de la mujer es superior a la de los hombres, independientemente de la edad.

·      La tasa de empleo de la mujer ha aumentado considerablemente. En 1.987 había un 32,4%, y en 2.018 un 53,01%.

·      Se sigue luchando contra el techo de cristal. En España, un 69% de los puestos directivos y de gerencia están ocupados por hombres y a su vez, dos tercios de las personas que ocupan puestos de menor rango son mujeres, pero el 46% de la población son mujeres.

·      Una de cada dos mujeres empleadas tiene un contrato temporal o trabaja a tiempo parcial.

·      Sigue habiendo brecha salarial. En 2016, el salario medio anual de los hombres fue de 25.924,43€, mientras que el de las mujeres fue de 20.131,41€.


No es ninguna mentira que ha habido una gran evolución de la mujer en cualquier ámbito, pero sigue habiendo desigualdad y machismo. Os formulamos una pregunta: ¿Creéis que siempre habrá desigualdad pese a la evolución que hemos vivido?


Malena Ramos/ 8 de marzo de 2022

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