Entrevista a Esther Olivares

1- Gracias por aceptar esta propuesta, Esther. ¿Cómo te encuentras actualmente?


Antes de nada, quiero decirte que mil gracias a ti por ofrecerme la oportunidad de hacer esta entrevista. Para mí todas estas propuestas son un regalo que, cuando todo esto empezó, yo no esperaba. Así que el agradecimiento es mío. 


En cuanto a tu pregunta de cómo me encuentro actualmente, la verdad es que ahora mismo me encuentro en medio de un limbo. Super agradecida con todo lo que ha pasado, asimilando y queriendo mucho a la gente que me rodea. Estoy orgullosa de lo que está consiguiendo este libro y de mi entorno. Pero aun con todo ello, no sabría decirte si estoy bien o si estoy mal. Y va a sonar super raro. 


Emocionalmente me encuentro bien aunque obviamente, como todo el mundo, tengo mis momentos. Lo que sí tengo claro es que no me encuentro igual de bien que me encontraba hace un par de meses. Supongo que la vida son etapas y yo he vivido una muy buena desde la publicación del libro. Pero si algo he aprendido en todo este tiempo es que lo bueno no dura para siempre y lo malo tampoco. Así que ahora mismo te podría decir que estoy en una etapa media. Por decirlo de alguna manera. Estoy cambiando, terminando de gestionar la sorpresa que han sido estos cinco meses, deshaciéndome de cosas que me hacían daño (porque siempre las hay) y buscando el camino a seguir para no estancarme y seguir creciendo. Quiero seguir sacando cosas buenas de la vida. He cumplido un objetivo y estoy en proceso de marcarme otros. 


2- Hace unos meses publicaste tu primer libro, Después del eclipse, donde tratas tus vivencias, pensamientos y sentimientos más profundos. ¿Qué te impulsó a la hora de realizar este libro?


Pues la verdad es que si tuviera que definir esa decisión en una palabra, sería justo la palabra “impulso”. Todo surgió de un día, en el que después de pasar por varios años bastante dolorosos, tuve la mala suerte de vivir una decepción muy fuerte con una persona a la que quería muchísimo y que me cambió de forma definitiva y por completo.  


Mis últimos años han estado repletos de decepciones con personas en las que he confiado mucho, de fallecimientos familiares, problemas económicos, de familia, problemas de salud físicos y mentales, etc; que en ningún momento he sabido gestionar, aunque yo creía que lo estaba haciendo. La verdad es que ya partía de una base de salud mental bastante inestable, la cual llevaba arrastrando desde prácticamente toda mi vida y, por eso, en estos últimos años en los que han pasado tantas cosas, he tenido que ir navegando en ese mar que es la vida adulta como he podido hasta que un día, la persona que siempre estuvo en todas esas experiencias hizo exactamente lo mismo que vio que otras personas habían hecho y, contra todo pronóstico y gracias a mi psicólogo, en vez de romperme, cogí todo lo que había aprendido en los últimos años y decidí que no volvería a pasarme lo mismo nunca más. Es decir, decidí que esta vez iba a gestionar las cosas de forma diferente. Fue el “hasta aquí” más definitivo de mi vida. Puse límites y me levanté.


Había estado muchos años tratando de hacer las cosas bien, tratando de ser perfecta para que todo me saliera bien, para que nada fallara, para no perder personas, para caer bien, para que me quisieran, para que no pudieran decir ni pensar nada malo de mí y, aún así, estaba pasando lo mismo de siempre hasta con la persona más inesperada. Así que simplemente me cansé y decidí que a partir de ese momento me iba a escuchar solo a mí. Y lo hice en mis peores momentos. En medio de todo lo malo, me encontré a mí misma soñando mucho e imaginando lo que quería ser y hacer. Fue el momento en el que más claro lo tuve todo y entonces decidí tirar toda la vida a la basura y construirla desde cero. Es decir, hacer caso a esos sueños y construirlos. Y entre todos esos sueños estaba publicar un libro. Lo quería hacer y me pareció un muy buen primer paso. Así que sí, definitivamente el libro nació de un impulso, de un día en el que dije “hasta aquí”, “esto no va a volver a ser igual ni voy a volver a dejar que pase” porque al final, haga lo que haga, no puedo evitar los actos y pensamientos de otros. Decidí hacerme responsable únicamente de los míos y convertirme en la única culpable de lo que vivo. 


3- Ha tenido muy buena acogida. ¿Habrá una segunda parte?


La verdad es que aún sigo sorprendida con la acogida que ha recibido el libro. Tengo amigos que me dicen que cómo no me lo esperaba si, en realidad, se veía venir. Pero supongo que una de las mayores lecciones de este proyecto ha sido descubrir que a veces la gente ve cosas en nosotros que nosotros no vemos. Yo escribía desde pequeña. La gente respondía, reaccionaba, me impulsaba a seguir haciéndolo, había personas que siempre intentaban convencerme de que escribir era lo mío, que tenía que seguir por ese camino, que intentara escribir un libro, pero yo siempre creía que no era lo suficiente buena para ello. Hasta que de repente decides publicar un libro y te ves en medio de una locura que ni esperabas ni sabes cómo gestionar. Crees que ese libro solo se lo van a comprar tus cuatro mejores amigos y, de repente, en el día de publicación te ves haciendo una entrevista para la radio. En fin, ha sido muy difícil de gestionar porque en mi cabeza solo cabía la idea de “esto no me puede estar pasando a mí” o “no le va a gustar a nadie el libro”. 


Así que sí, habrá segunda parte. Me gusta escribir y acabo de descubrir que a la gente le gusta lo que escribo (o, mejor dicho, ya lo sabía, pero lo acabo de asimilar). Así que creo que he encontrado un camino que me hace feliz y con eso ya me basta. 


Estoy pendiente de reorganizar mi vida para volver a escribir y lanzarme a esa segunda parte. La gente me ha convencido de ello y quiero hacerlo mucho mejor porque sé que puedo hacerlo y porque sé que este libro solo es el primer paso. Necesito aprender mucho. Quiero hacer cursos, aprender de maquetación, empaparme de este mundillo porque sé que así, a pasitos, iré convirtiéndome en una buena escritora. Me gusta que este proyecto se esté construyendo de a poco y quiero que siga siendo así. Quiero que lo que venga ocurra cuando tenga que ocurrir. 


4- En el libro cuentas el acoso que sufriste durante muchos años. Muy valiente por tu parte el contar esta injusticia, te hace muy fuerte. ¿Crees que cada vez se da más voz a estos casos?


Pues la verdad es que tengo la impresión de que sí. Por suerte o por desgracia, cada vez vemos más en los medios de comunicación noticias que hablan de esto: de acoso escolar, bullying, de salud mental en la infancia, etc. Pero digo por desgracia porque nos enteramos de estas noticias no porque se traten, si no porque ocurren cosas que obligan a los periodistas a contarlas. Aunque también es verdad que creo que esto es cada vez más visible porque las nuevas generaciones estamos educadas de tal forma que nos hemos dado cuenta que se tiene que hacer visible y debe cambiarse. Hemos dado un paso más en lo que creemos que es correcto porque la ley de vida es así y cada generación aporta algo nuevo al mundo. 


Yo desde pequeña soñaba con que llegara algún día en el que yo pudiera cambiar esto y así ha pasado. De niña, seguía mucho a un grupo de música que se llama RBD. Ellos siempre defendían que el arte es la forma más fuerte que tenemos de cambiar el mundo, de aportar lo que podamos a una causa que debe cambiar y de ellos aprendí que de mayor haría lo que pudiera por trabajar en el acoso escolar. Quería que nadie volviera a pasar por lo que yo estaba pasando. Por eso estudié lo que estudié, primero un Grado Superior de Educación Infantil y, después, Periodismo. Todos hacemos las cosas por algo y yo creía que esas dos profesiones me podrían permitir ayudar a otros niños. Pero luego descubrí que no era tan fácil, que el mundo laboral te golpea, te lo pone difícil y no te permite ser tan libre. Aunque mira como son las cosas que, al final, de la forma más inesperada lo he conseguido. He conseguido que esto llegue a las personas y a los medios de comunicación. Lo he hecho a través de un libro y no sé si me siento fuerte por ello porque creo que todos somos valientes a nuestra manera, pero sí que me siento muy conforme y orgullosa del resultado.



5- ¿Nos podrías contar alguna rutina o manía que tuvieras cuando escribías los capítulos?


Pues la verdad es que este libro no nace de ninguna rutina en sí. Dicen que escribir un libro implica disciplina y constancia, pero la realidad es que el mio nace de la pura pasión de escribir. Yo, como contaba, escribo desde que soy pequeña y hace unos años, cuando empecé a vivir todas estas experiencias complicadas, abrí un blog, impulsada por una amiga que me dijo que tenía un talento que no estaba explotando. No sé por qué le hice caso… El caso es que ella me invitaba a escribir un libro y yo decidí empezar con un blog. Lo abrí y empecé a escribir cuando me encontraba mal, cuando me encontraba en medio de una encrucijada mental o cuando simplemente necesitaba desahogarme. Y no fue hasta varios años después, en el momento en el que decidí que iba a publicar un libro, cuando volví a entrar en el blog y descubrí que el 75% del libro ya estaba escrito. Que sin quererlo todos esos post del blog tenían un hilo conductor, que obviamente había que retocar y adaptar, pero que de una forma u otra contaban una historia y que justo lo que estaba viviendo en ese momento era el final feliz que me quedaba por escribir. 


6- ¿Qué sientes cuándo escribes?


Paz, la palabra exacta es paz. Yo me desahogo escribiendo. Es la forma que tengo de decir lo que no puedo expresar hablando. Mi experiencia vital ha hecho que sea una persona extremadamente empática. Todo lo emocional me toca y siempre que tengo hablar de mí o de mis emociones lloro. Algo que lleva a muchas confusiones porque la gente piensa que me duele o que hay un problema, pero no. Muchas veces es porque soy de lágrima fácil y ya. Lloro cuando hablo de emociones, pero no me duelen. Al revés, llorar me calma. Por eso, cuando escribo casi siempre lloro, me ayuda a soltar lo que sé que si dijera de otra forma, podría preocupar a las personas. Llorar es lo más sano que podemos hacer, nos descarga y sin embargo es lo que más vergüenza nos da. Así que yo aprendí a callar, a escuchar y escribir. Así nadie me vería llorar, pero sabrían lo que siento. Y creo sinceramente que de tanto callar y escuchar, he aprendido a expresarme mucho mejor. Hay que aprender para poder opinar hasta de nosotros mismos y de nuestras emociones. 


Además, de pequeña también tuve “amigos” y personas en mi entorno que me dijeron que llorar estaba mal, que tenía que hacerme “fuerte” y dejar de ser tan sensible. Ahora agradezco no haberles hecho caso porque si hubiera dejado de llorar, tal vez no hubiera necesitado escribir. Además de que con los años he agradecido el aprender que llorar no tiene nada de malo. Al revés. Es sano. 


Sí es un problema a la hora de discutir, por ejemplo, porque a mí me cuesta controlarlo y cuando discuto, también lloro. Algo que puede dar cabida a perder credibilidad o a que digan: “no se te puede decir nada”. Pero todo lo contrario. No hay nada en esta vida que quiera más que la verdad. Quiero que me digan las cosas tal y como son y si lloro, no es porque no se pueda decir, simplemente es la forma que tengo yo de expresarme. ¿Qué sería mejor? ¿Guardarmelo hasta convertirlo en ansiedad, depresión o cualquier trastorno mental? Pues mira, si no me quieres ver llorar, léeme. 


7- Cursaste la carrera de periodismo en Valladolid, donde también haces teatro. ¿Qué significa para ti el teatro?


Para mí el teatro lo es todo. Si yo de pequeña no hubiera sido tan tímida y no hubiera tenido tantos miedos y tantas dificultades para expresarme, hubiera estudiado la carrera de Arte Dramático, concretamente la de Teatro Musical. Es algo que me llevo guardado para la Esther valiente que estoy construyendo y que sé que en un futuro lograré. 


Desde pequeña he soñado con ser artista, aunque sea de forma amateur. Para mí el teatro lo es todo y más en el grupo en el que actualmente estoy. Se llaman Teatro Arcón de Olid y para mí son mi familia vallisoletana. Me abrieron las puertas sin conocerme y con todos los miedos e inseguridades que le pueden caber a una persona dentro. Confiaron y me dieron mi tiempo y espacio hasta que conseguí subirme a un escenario con calma y un poco de seguridad. Con ellos me río como nunca lo he hecho en la vida. Los artistas no tienen ningún tipo de filtro a la hora de divertirse y eso le da un toque único. Los días que pasamos juntos son un chute de energía y siento que estoy creciendo mucho gracias a ellos. Hay quien dice que el teatro amateur es simplemente eso, un hobbie, pero eso es porque no ven todo lo que yo estoy ganando con este grupo y que no se puede comprar con dinero. El teatro amateur y la compañía en la que estoy es la esencia del teatro, lo fundamental y necesario para ser feliz. Para mí el teatro es reír y, después de llorar tanto, creo que lo mejor que alguien me puede regalar es eso: risas. 


8- ¿Cuándo surgió tu interés por la comunicación? 


Pues mira, eso sí que es verdad que no lo tengo nada claro porque yo de pequeña era una niña muy muy tímida, pero sí que es curioso que siempre hablaba de arte, comunicación, música, teatro y periodismo. Es más, recuerdo que la primera vez que le dije a mis padres que quería estudiar Periodismo, ellos me dijeron que cómo lo iba a hacer si no era capaz ni de comprar el pan sola. Algo que también me dijeron muchos “amigos” a lo largo de la vida y que, en realidad, yo también creía. Muchas veces, cuando soñaba con ello, pensaba que nunca llegaría a superar ese pánico escénico que tenía. Yo lo intentaba, pero siempre que llegaba una presentación en el colegio, un concierto de fin de curso o lo que fuera, me ponía malísima, se me revolvía todo el estómago y vomitaba. Con los años descubrí que lo que tenía era ansiedad social, pero aún así lo hice. Entré en la carrera y lo pasé muy mal. Hasta que en cuarto de carrera me descubrí ofreciéndome para ser la primera en hacer una presentación en clase. Después, mi carrera profesional se ha ido encaminando a ello. Uno de los mejores trabajos en los que he estado ha estado precisamente relacionado con la comunicación pura, es decir, impartía formaciones y me pasaba horas hablando yo sola frente a cien personas. Ahí descubrí que me gustaba mucho y que además a la gente le gustaba cómo me explicaba. Ha sido un interés inesperado, pero que parece que siempre ha estado ahí. Supongo que es justo lo que decía antes: he estado tanto callada, he escuchado tanto, que he terminado aprendiendo qué se debe decir y qué no o cómo me debo explicar y cómo no. He aprendido mucho de comunicación estando en silencio. 



9- ¿Cómo ves el mundo del periodismo a día de hoy? 


Sinceramente, un caos. Hay cosas muy buenas porque tiene que haberlas, pero hay otras que son un desastre. Creo que una de las cosas que me ha llevado a estudiar Periodismo es precisamente el odio que le tengo a la mentira. Soy una fiel defensora de la verdad en todas sus formas. Yo puedo perdonar lo que sea, menos la mentira y soy de las personas que piensan que la verdad no duele y que con ella se puede llegar a todos los lugares que quieras. Pero estamos en medio de un mundo mentiroso o de puro marketing. 


Con todo ello, creo que el Periodismo como nos lo enseñaron en la carrera no existe. Cada vez está más clara la subjetividad y el clickbait se ha apoderado de la profesión. Por no hablar de la precariedad laboral, de la cantidad de becarios que hay trabajando más que nadie por doscientos euros o incluso por cero euros. Es una profesión fundamental para la sociedad y la democracia que en ocasiones no estamos sabiendo gestionar con responsabilidad y eso a la larga puede llegar a ser muy peligroso.



10- Vives, en numerosas ocasiones, en el pueblo palentino de Velilla del Río Carrión, donde vive el famoso Ratoncito Pérez, donde, además, tienes la suerte de trabajar con él. ¿Cómo es tu vida aquí?


Maravillosa. Para mí Velilla del Río Carrión es el lugar más importante de mi vida y siempre lo será. Yo nací ahí. Soy velillense aunque toda mi vida me ha tocado vivir fuera. Solo iba de verano en verano a casa de mi abuela y cuando ella falleció, me quedé en un limbo un poco raro, en el que por desgracia tuve que estar muchos años sin ir o solo iba unos días a casa de mis amigos para poderles ver. Me he visto obligada a estar gran parte de mi vida fuera de un lugar que amo. 


Desde pequeña, siempre he dicho que allí la vida es diferente, que se vive mucho más en paz. Para mí era mi tirita cada vez que iba, y lo sigue siendo. Volver ha sido el mayor regalo que he podido recibir de personas de las que ni me lo esperaba. 


Siempre me he sentido muy fuera del pueblo y su gente, a pesar de que para mí era mi sitio. Supongo que porque no tenía casa y era muy tímida, lo suficiente como para relacionarme poco y a veces con la gente que me relacionaba brotaban todas mis inseguridades. Siempre pensaba que no encajaba y a lo mejor sí lo estaba haciendo. Pensaba que nadie querría quedar conmigo porque no era de allí (aunque sí lo fuera) y cosas así. A veces sentía que era imposible que me quisieran o no sabía cómo preguntar si querían quedar conmigo porque estaba convencida de que no querían. 


Y, de repente, un día, te vas a ver qué es eso del Ratoncito Pérez velillense y te chocas con personas que sí te conocen, saben tú nombre y quieren que trabajes con ellos. Desde ese día, que ya han pasado dos años, mi vida ha dado la vuelta por completo. He hecho amigos que son familia, tengo una peña (algo que hace unos años podría sonar a locura), ya no me da verguenza cruzarme con la gente, hablo, me paro con las personas y siento que es mi lugar aun sin tener casa. 


Va a sonar a locura, pero paso los fines de semana en el Hostal Stop. El lugar que se ha convertido en mi casa. Suena a broma, pero ese hostal es mi casa y la gente que trabaja ahí me trata como si así lo fuera. Siempre tengo la misma habitación o cuando es posible, me dan la mejor. Sus tortillas y toda la atención que dan son de diez. Por no hablar de todas las conversaciones que tenemos sobre la vida, en los días que estoy bien, pero sobre todo en los días que estoy mal. También son familia. Pero, aún así, también tengo que admitir que a veces la economía no da y que tengo un montón de amigos que me ofrecen su casa siempre que es necesario. Si no fuera por ellos, me hubiera visto obligada a volverme a ir del pueblo. Velilla es mi lugar y ya no podría alejarme tanto tiempo de allí. Así que, por suerte, tengo muchísimas personas que me ayudan a que cada fin de semana pueda volver. Eso significa que ahora ya no desconfío tanto y creo que me siento en conexión con las personas de allí. Sé que hay gente que me quiere, por extraño que a veces me parezca, y eso me hace sentir en paz.



11- ¿Qué se siente al ver que este pequeño proyecto haya conseguido ser lo contrario?


Yo siento un orgullo tremendo. No estoy desde el principio, pero a veces siento como si fuera también mío. Me enorgullece hablar del Ratoncito Pérez y decir que soy parte de ello. A mí me ha cambiado la vida y supongo que cuando un proyecto se hace con todas las buenas intenciones del mundo y ayuda tanto a las personas, es inevitable que se convierta en lo que se está convirtiendo. 


Cuando era pequeña, yo hacía exposiciones en clase sobre Velilla. Publicitaba el pueblo allá donde iba. A veces, invitaba a gente a que vinieran conmigo a verlo. Supongo que, por eso, ver que algo tan original como una simple ruta está haciendo que la gente conozca el pueblo y que lo sitúen en el mapa, me hace sentirme muy orgullosa de ello. Para mí significa que estoy cumpliendo muchísimos objetivos que, de forma inconsciente, yo me marqué de pequeña. Esos que tú dices: “esto no va a pasar en la vida” y está pasando todo. 

Además, el Ratoncito Pérez también está muy relacionado con el acoso escolar. Hay una ruta únicamente destinada a tratar este tema. No sé, es como que todo encaja y me gusta mucho. 


12- Periodista y escritora, pero, a nivel personal, ¿quién es Esther Olivares?


Esther Olivares es una persona polifacética. Es que me gustan tantas cosas que no podría definirme solo en una. Periodista, escritora, actriz, cantante… Me gusta el arte en todas sus formas e intentarlo todo y mucho. Me construyo y pruebo. Me quedo con lo que funciona y me gusta y dejo lo que no. 


En cuanto a personalidad o sentimientos, es decir, en cuanto a lo personal… soy una persona hiper sensible, con muchos miedos, pero a la que le cuesta mucho controlar su lado más cariñoso o emocional. Es super contradictorio. Tengo un montón de barreras alzadas, me da mucho miedo las personas y dar más de lo que debería, pero a veces se me escapa. He aprendido a poner muchísimos límites, pero a veces tengo que trabajar para que no se me difuminen. Soy muy impulsiva, impaciente, empática y concienciada con que la sociedad debe cambiar. No concibo la vida sin ayudar, sin ser buena persona o sin aportar algo a este mundo. Soy muy buena, demasiado, aunque ahora ya un poco menos, pero nunca lo cambiaría. Estoy orgullosa de serlo y orgullosa de cómo estoy creciendo. Sé que si alguien no lo valora, el problema no lo tengo yo. O, por lo menos, eso lo sé ahora.  


Sigo teniendo muchos toques de inseguridad, miedo y timidez, pero trato de romperlos. A mi psicólogo a veces le cuesta entenderme. Siempre se pregunta cómo lo hago. Aún con todos mis miedos, mis barreras y mis inseguridades, siempre me gana el cariño. Siempre acabo saltando al vacío una vez más y casi siempre me doy el golpe, pero bueno, he aprendido a hacerlo de forma diferente y ahora vivo mucho más en paz con ello. 


No sé, es raro de explicar. Porque, aun con todo ello, una de las palabras que más me definen es “independiente”. Eso significa, por ejemplo, que me cuesta muchísimo pedir ayuda. Es más, soy una persona que se aísla cuando las cosas van mal. Mi mayor miedo es molestar a las personas. Pienso que con solo mi presencia lo voy a hacer… pues ya ni te cuento pidiendo ayuda. Estoy tan acostumbrada a sacarme las castañas del fuego que a veces me lanzo de primeras antes de barajar más opciones. 


13- Cuando tienes algún momento libre, ¿qué te gusta hacer?


Va a sonar fatal, pero en mis ratos libres me gusta dormir jajajaja Me muevo tanto y trabajo tanto que cuando tengo momentos libres, solo pienso en ponerme el pijama, ver una serie, dormir y descansar. También creo que es porque a pesar de todo lo cariñosa que soy y todo lo que me importan las personas, me gusta muchísimo estar conmigo misma. Creo que es una de las mejores cosas que me he llevado de esta experiencia: vivo muy agusto conmigo misma, me entiendo un montón, me cuido y me quiero. Así que cuando tengo tiempo libre, lo dedico como me apetece. Hay días que me gusta dormir y estar conmigo y hay otros en los que solo quiero ver a mis amigos y hacer planes. Un poco de todo para estar en equilibrio.


14- ¿Cómo se presenta tu futuro?


Pues ahora mismo no tengo una respuesta clara sobre ello. Estoy en cambios laborales importantes que me emocionan mucho, pero digamos que todavía se están formando. Puede que sean los definitivos o puede que no, pero eso todavía no lo puedo saber. 


Lo que sí sé es que no quiero parar, quiero crecer y me apetece construir algo todavía más grande de lo que ha pasado en estos meses. Estoy ahora mismo en un proceso de autocuidado. He parado, he vuelto al gimnasio porque quiero seguir creciendo en eso también. Me quiero cuidar porque a veces se me pierde ese objetivo por el camino. También me estoy deshaciendo de todo lo que ya no me aporta o me ha empezado a hacer daño, tranquilizándome y gestionando todo lo que ha pasado porque aunque haya sido bueno, tampoco ha sido fácil aceptar lo bueno. No estaba acostumbrada a ello y se me ha hecho difícil aceptarlo. Hay días que sigo sin hacerlo. Hay días que pienso “bueno, ya está, ahora la vida me va a dar un golpe fuerte para compensar”.


En definitiva, no tengo claro el futuro, pero tengo claro que voy a hacer lo posible por seguir creciendo. 


15- ¿Algún plan que nos puedas adelantar a nivel personal y profesional?


Bueno, pues aparte de empezar a formarme como escritora para ser lo mejor que pueda ser, quiero seguir creciendo en el teatro y la música. En el teatro, por ejemplo, estamos empezando a preparar una obra que rompe con todo lo que he hecho hasta ahora. Creo que es la oportunidad más grande que se me ha dado hasta la fecha y pienso explotarla para sacar lo mejor de mí porque además el personaje es todo lo opuesto a mí y me está costando mucho construirlo. También estoy en dos coros de los que quiero seguir disfrutando. De ellos aprendí a romper mi miedo a cantar. Ya está rota esa barrera y ahora solo queda subir escalones. 


Y bueno, hay cosas que puedo contar y cosas que no, pero con “Después del Eclipse” hay muchas ofertas volando a mi alrededor. Sobre todo eventos compartidos con otros escritores. Todos con un objetivo social importante. 


16- Y, por último, ¿qué es para ti la vida?


La vida para mí es muy sencilla. Va a sonar a locura, pero la vida debería ser paz. He pasado tantos años en guerra con la vida, conmigo misma y con las personas que me rodeaban que ahora la vida solo la concibo como paz. Es disfrutar de lo bueno y tirar lo malo. 


Hace unas semanas un compañero de teatro me dijo que la vida no se acaba en ningún sitio y tenía toda la razón. No nos vamos a morir por soltar lo que no nos está aportando y siempre podemos aspirar a algo mejor. Así que yo prefiero intentarlo. Prefiero no quedarme en lugares que solo me convienen y apostar por lo que me hace feliz. La vida es para ser feliz. Hemos normalizado la tristeza, creemos que estar triste es normal y que la felicidad es un cuento que no se puede alcanzar o por lo menos no plenamente, pero yo he comprobado que sí y lo he comprobado por mí y mi trabajo. 


La vida es rodearse de personas que se alegran de tus éxitos, que los apoyan e impulsan. Es compartir tiempo con gente que te demuestra que quiere estar en tu vida porque aunque nos intentemos mentir, eso siempre se nota y el desinterés también. Para mí, la clave está en mirar hacia lo bueno y dejar de intentar entrar en los lugares donde siempre nos cierran las puertas. Nos las están cerrando una y otra vez y solo por intentarlo, no nos van a dejar entrar. Así que para mí la vida es escucharnos, conocernos y quedarnos solo con lo bueno, que es mucho aunque a veces no lo veamos. Si me oyera la Esther de hace unos años, pensaría que definitivamente me he vuelto loca, pero ojalá viera todo lo que yo ahora veo, aunque a veces la vida falle. Todo falla en ocasiones, pero no por eso nos tenemos que quedar ahí. Hay muchas formas de reinventarnos y yo he descubierto que puedo reinventarme tantas veces como necesite hasta llegar donde quiero llegar. Eso es la vida. Cambiar y aprovecharnos del cambio, aprovecharnos de lo malo para convertirlo en algo bueno.  



Malena Ramos/ 17 de abril de 2023

Share by: